¿Piropos o violencia verbal?

Jue, 01/07/2016 - 18:37
Los espacios públicos se han convertido en escenario de una de las violencias más disimuladas del momento: la verbal. .

Vas caminando por la calle, seguramente apurada por llegar a tu destino y atormentada por el calor, cuando un auto baja la velocidad cerca tuyo, se asoma alguien y te dice alguna frase “pícara”, casi siempre con connotación sexual, ¿te suena familiar? “En varias ocasiones me tocó pensar en la ruta a la salida de mi trabajo”, comentó Lorena, quien antes trabajaba en un área de la ciudad donde se construían varios edificios. También añadió que los constructores son expertos en decir toda clase de cosas, “te gritan cuanto se les de la gana, para ellos esto es una proeza”.

Por su parte, Andrea, de 28 años, contó que se encontraba esperando el cambio de luz en el semáforo, mientras tanto se comía un helado, cuando de pronto, escuchó una serie de barbaridades dichas por el chofer del carro de al lado, que de paso era un taxista. Estuvo a punto de causar un accidente porque se saltó la luz para huir.

Acciones como estas se repiten todos los días en diferentes escenarios y latitudes; pero lo peor es que no necesariamente hay que estar en la calle para sentirse agredida u hostigada; puede ser en la oficina, una fila, por teléfono, en el bus, por chat, etc.

El tema del piropeo

Se supone que la palabra “piropo” tiene una connotación positiva, que tiene que ver con los halagos o un cumplido que se le hace a una persona, de manera tal que no son piropos aquellas frases ofensivas que agreden la integridad de una persona. La realidad es que se ha desvirtuado lo que solían ser, ya que son pocos los que siguen siendo cumplidos. En el artículo llamado “Piropos, otra forma de acoso a mujeres” (“El Nuevo Diario”, de Nicaragua), la psicóloga María Eugenia Delgadillo explicó que “hoy día: lo que existe es una violencia verbal que se puede convertir en acoso si es repetitiva”. Añadió que aquellos que usan estas frases sienten que están ejerciendo poder sobre la víctima, se ven como superiores, dueños del cuerpo y la sexualidad de la mujer.

Esta forma distorsionada de entender la relación entre géneros se da en todo el mundo, la organización iHollaback (www.ihollaback.org) publicó estudios int ernacionales que revelan que entre 80% y 99% de las mujeres han tenido una experiencia de acoso callejero en más de una ocasión. También indicó que esto es algo que raramente se denuncia, ya que “culturalmente es aceptado como el precio que se paga por ser mujer o por ser gay”.

Otras cifras reveladas mediante la encuesta “Paremos el Acoso Callejero”, realizada en varios países, indicó que el 99% de 811 mujeres de 23 países y en 45 estados de Estados Unidos han sido víctimas. Asimismo, estudios demostraron que en naciones como Pakistán, Yemen y la India la incidencia ha sido de más del 90%; mientras que en Canadá y Egipto, del 80%. Por otra parte, la encuesta indicó que el silbido y tocar la bocina del auto conforman un 95% de las acciones ofensivas, los gestos vulgares 82% y los comentarios sexuales explícitos 81%.

 

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En el caso de nuestro país, existe muy poca información estadística que trate el tema, aun así, solo hace falta ver lo que pasa a diario en cualquier avenida, o preguntar a alguna amiga o familiar si se ha encontrado con este tipo de situaciones para darse cuenta de que no estamos lejos de las cifras mostradas en las estadísticas presentadas por las diversas organizaciones expertas en el tema.

 

¡Consecuencias!

De acuerdo con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., los efectos a largo plazo incluyen:

depresión, ansiedad y trastorno postraumático por estrés, así como una reducción en el sentido de seguridad que puede limitar las ganancias, disminuir la movilidad e interrumpir la capacidad de participar plenamente en las labores de la vida diaria.

El proyecto Paremos el Acoso Callejero (www.paremoselacosocallejero.wordpress.com) de la Pontificia Universidad Católica del Perú, indicó mediante sus investigaciones que los principales efectos encontrados son: rabia y frustración, principalmente porque son actos que no pueden denunciar o porque reciben poca comprensión; restricción al vestir, las mujeres prefieren evitar usar ciertas prendas, pensando que de esta forma evitarán ser molestadas; estado de alerta: las mujeres entrevistadas afirmaron que, cuando están solas en la calle, suelen estar pendientes de su entorno y en tensión constante, sobre todo cuando hay hombres cerca.

Algunos ejemplos Para tenerlo más claro, la organización iHollaback nos compartió los siguientes ejemplos de acoso en la calle:

  • Comentarios sobre el aspecto de alguien, género, orientación sexual, etc.
  • Los gestos vulgares.
  • Comentarios sexualmente explícitos. Por ejemplo, "¡Oye, bebé, me gustaría un pedazo de eso!”.
  • Tirar besos.
  • Seguir a alguien o exponerce bloqueándole el camino.
  • Tocar o agarrar las piernas de alguien, pechos o nalgas.
  • Masturbación pública.

 

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