- Moda
Las últimas semanas de la moda masculina no han dejado lugar a la formalidad burguesa, ese rigor que ha determinado el traje de los dos últimos siglos con normas rígidas y la imposición de ciertos estereotipos estéticos, sino que nos han dado nuevas sugerencias.
La aparición de la falda para hombre en la calle es hoy un poderoso símbolo de la renegociación de los roles, un síntoma de cómo está cambiando el mundo. Un hecho que hunde sus raíces en los albores del siglo XXI, cuando el Victoria & Albert Museum de Londres dedicó en 2002 una exposición con el nombre ‘Hombres con falda’, en la que se mostraba cómo la falda ha sido durante mucho tiempo una pieza fundamental del vestuario masculino.
El evento se centró más en el aspecto superficial, en detrimento del debate sociocultural: a lo largo de los siglos XIX y XX esta prenda fue un símbolo femenino, borrando siglos de historia y su traje.
Los fustanes plisados, por ejemplo, caracterizaron la época grecorromana, mientras que versiones más contemporáneas se llevan desde entonces en países balcánicos como Albania, que los considera traje nacional, o como Escocia, donde el tradicional kilt de tartán es un elemento básico del orgullo nacional desde el siglo XVI (véase Alexander McQueen en la Gala Met de 2006 para el tema de la anglomanía).
Ese mismo año, precisamente en 2002, Jean Paul Gaultier mostró un conjunto para la primavera–verano centrado en una falda de lazos que, superpuestos y cosidos, se asemejaban a los pliegues de un kilt.
Ahora que la falda para hombre ha vuelto a la alfombra roja, a las pasarelas y, por fin, a las calles, el tema vuelve a abordarse. Las últimas semanas de la moda masculina no han dejado lugar a la formalidad burguesa, ese rigor que ha determinado el traje de los dos últimos siglos con normas rígidas y la imposición de ciertos estereotipos estéticos, sino que nos han dado nuevas sugerencias.
La falda puede expresar una nueva forma de masculinidad, junto con el corsé, los zapatos de tacón o las uñas con esmalte.
El armario masculino adquiere nuevas formas y va más allá de los mismos términos como gender fluid o post–gender. Y la prueba está en algunos de los looks vistos en la alfombra roja, en las sesiones de fotos y en la moda street style, incluso antes de que los veamos en la pasarela de las colecciones otoño–invierno 2023 2024.
- Etiquetas:
- Moda