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El corazón, es uno de los órganos más importantes del organismo. Tiene una doble responsabilidad, nutrirse a sí mismo, pero también al resto de órganos.
La cardiopatía isquémica puede manifestarse de múltiples formas, algunas con previo aviso y, otras, de un día para otro. Aunque se puede prevenir con buenos hábitos, los expertos siguen buscando un tratamiento efectivo para revertir la patología. Para quienes lo sufren, los profesionales pretenden minimizar las secuelas.
El corazón, es uno de los órganos más importantes del organismo. Tiene una doble responsabilidad, nutrirse a sí mismo, pero también al resto de órganos.
Cuando esta función falla y el corazón se altera, se origina la cardiopatía isquémica, explica el doctor Esteban López de Sá y Areses, cardiólogo.
“Por estrés de las arterias coronarias, por colesterol (lo más frecuente), por el tabaco, etc, Esto hace que el corazón funcione mal y empieza un círculo vicioso“, añade.
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Una enfermedad, dice el experto, que se puede manifestar de múltiples formas. Algunas se presentan como advertencias, como la angina de pecho, la arritmia o la insuficiencia cardiaca.
“Se puede manifestar como una angina de pecho, es decir, un dolor en el pecho, pero con el que no llegas a tener una parada cardiaca. Hay otra que es la insuficiencia cardíaca, cuando empiezas a fatigarte porque el corazón no funciona bien“, detalla.
Otras, lamenta el doctor López de Sá, aparecen de un día para otro sin previo aviso.
“Desgraciadamente una de las más frecuentes es la muerte súbita. La persona estaba bien y, de repente, tiene una parada cardíaca en la calle. Es la más dramática porque estas perfecto hasta que un día te pasa“, alerta.
En estos casos, el masaje cardiaco es un factor determinante para que el destino del paciente no sea trágico. Sobre todo si se habla de las secuelas.
Tras el paro cardíaco, otra personalidad
Tras un paro cardíaco, es muy difícil que el afectado quede tal y como estaba antes. Así lo asegura López de Sá, quien recuerda que el 90 % de cardiopatías isquémicas pueden prevenirse con buenos hábitos y correctos conocimientos.
“Son debidas a factores prevenibles, como el tabaco, colesterol, sedentarismo, hipertensión arterial, diabetes u obesidad. Lo que hay para prevenir esta situación es la educación de la población, que sepa hacer reanimación en la calle, que haya desfibriladores en múltiples lugares para su uso y que se puedan utilizar”, enumera.
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Entre las diversas secuelas, el experto resalta la más común, la pérdida de memoria con la que el afectado es incapaz de adquirir la memoria reciente. U otras más leves como “pequeños” lapsus. Pero también añade otra menos esperada: el cambio en la personalidad del paciente.
Pone un ejemplo: “Gente que era muy seria se vuelve más bromista, menos inhibida”.
Frente a estas situaciones, el profesional recuerda lo mucho que nos queda por aprender del funcionamiento del cerebro.
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