Nunca tuvo hijos, pero nadie duda de que el dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, conocido como "Quino" y fallecido el pasado miércoles, 30 de septiembre, a los 88 años, tuvo su mejor descendencia en Mafalda, la pequeña y contestataria luchadora social en la que se inmortalizó para siempre para hacer pensar al mundo.
Considerado con creces uno de los mayores iconos de Argentina dentro y fuera de sus fronteras, el autor, nacido en Mendoza en 1932, consiguió hacer de su mayor obra, una niña amante de los Beatles, la democracia, los derechos de los niños y la paz, y detractora de la sopa, la guerra y James Bond, un símbolo eterno.
"Cuando me dicen, 'gracias por todo lo que nos diste' digo, '¿qué les di?'", expresó el dibujante en una entrevista con Efe en 2016, en la que, consultado sobre cuál es el poso que le gustaría dejar entre sus seguidores, no le costó reconocer que el de alguien "que hizo pensar a la gente las cosas que pasan".
Con corazones rotos y el "Gracias" como la palabra más repetida, Twitter se llenó de mensajes de despedida a Quino, el genio creador de Mafalda, cuyas viñetas, creadas hace cinco décadas, están tan vigentes hoy como entonces.
"Bueno, ¿Y cómo hace uno para pegarse esto en el alma?", dice Mafalda con una tirita en la mano. Es la viñeta que eligió Alejandro Sanz, a quien le encantaba "Mafalda y la visión del mundo a través de tu pluma, Quino".
Con tristeza y tres corazones rotos sobre un dibujo de uno de sus personajes abrazando a Mafalda mientras llora, se despedía otro de los grandes de la historieta latinoamericana, Liniers.
El director de "El libro de la vida", el mexicano Jorge R. Gutiérrez, destacó "la profunda influencia" de Quino "para un sinfín de generaciones de artistas en las Américas". "Las ideas detrás de su trabajo eran tan ingeniosas y profundas como sus divertidos dibujos. Puede que se haya ido, pero su trabajo es para siempre".
Mientras que el actor español Santiago Segura calificó a Quino de "titán del cómic argentino" y de "maestro del humor gráfico". "Sus viñetas seguirán aquí para nuestro disfrute".
También la
RAE quiso decir adiós al dibujante. "Sus certeras palabras viajaron a ambos lados del Atlántico gracias a sus viñetas y su peculiar sentido del humor".
El escritor español Fernando Aramburu, publicaba una imagen de Mafalda y Manolito, caminando tristes. "Se han quedado huérfanos". Para Javier Sierra "el año 2020 se vuelve aún más oscuro". Y Chino Darín fue conciso: "Se fue Quino y nos dejó de todo".
"No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que sí es necesario es pensar todo lo que se dice", él lo hizo en cada viñeta, destacaba la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y Amnistía Internacional España resaltó "su inmensa humanidad, su empatía con la gente, su exquisito humor sobre cuestiones muy serias como la justicia, la libertad, el poder...". Mientras que Unicef Latinoamérica agradeció a Quino "por darle voz y vida a @MafaldaDigital y defender los derechos de niños, niñas y adolescentes de toda la región Globo terráqueo con el continente americano".
También muchas reacciones desde el mundo político
La Casa Rosada -sede del Ejecutivo argentino- agradecía a Quino su arte, talento y compromiso con Argentina; el Ministerio de Cultura destacaba el "imborrable legado en la cultura argentina" y el titular de Cultura y Deporte de España, José Manuel Rodríguez Uribes, recordaba que "sus dibujos, sus personajes, la genial Mafalda, forman parte de nuestras vidas, de nuestra memoria, de nuestros recuerdos".
Pero si hay algo que destaca en las redes son las innumerables viñetas de Quino que sus admiradores han rescatado para rendirle homenaje.
Mafalda diciéndole a su madre mientras limpia la casa: "¡Ánimo, mamá, que el día que la tierra sea del que la trabaja serás dueña de una polvareda que no te cuento"; dejando un cartel sobre un globo terraqueo: "¡Cuidado! Irresponsables trabajando", o diciéndole a Miguelito; "¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!".
Ejemplos de la ironía y la elegancia con la que Quino reflexionaba sobre el mundo a través de los labios de una niña pequeña, con un enorme lazo en la cabeza y que nunca se daba por vencida. Y como resume Paulo Coelho: "Gracias por todo, gran maestro". EFE