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La crononutrición estudia la relación entre el metabolismo humano y el ritmo circadiano. Este último se refiere a los ciclos diarios de 24 horas los cuales incluyen cambios conductuales, físicos, mentales y químicos.
Una duda sobre alimentación muy común es hasta qué hora se debe cenar o bien hacer una última comida o bocadillo en nuestro día. La respuesta a esta interrogante podemos obtenerla desde la crononutrición.
La crononutrición estudia la relación entre el metabolismo humano y el ritmo circadiano. Este último se refiere a los ciclos diarios de 24 horas los cuales incluyen cambios conductuales, físicos, mentales y químicos que principalmente se relacionan con el estímulo de la luz del día o la oscuridad de la noche. Dichos cambios influyen en aspectos de nuestra salud como los hábitos alimenticios, ciclos de sueño, vigilia y la secreción hormonal, y en general en nuestro metabolismo en sí. El ritmo circadiano es intrínseco de nuestro cuerpo y le indica el momento de comer, dormir o levantarse.
Es notable que debido a los diversos roles que cumplimos en la sociedad actual, la falta de descanso adecuado, las largas jornadas de trabajo o estudio y el estrés dan pie al desequilibrio en los horarios de nuestras comidas, llevándonos a comer más en horas de la noche. La acción de hormonas metabólicas que regulan el hambre, la saciedad, la asimilación de los carbohidratos, la regulación del estrés, entre otras, puede verse alterada y, por lo tanto, aumentar los riesgos de padecer enfermedades crónicas y aumentar de peso, según diversos estudios científicos.
Un estudio publicado este año, 2020, en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, por Jun, Jonathan et al revela una relación importante entre cenar tarde y el aumento de los niveles de azúcar en sangre, promoviendo la intolerancia a la glucosa en horas de la noche y el aumento de peso corporal debido a que disminuye la oxidación y movilización de los ácidos grasos, en palabras populares “la quema de grasa corporal”, sobre todo si de comer de noche se vuelve una práctica común o muy repetitiva.
Cabe resaltar que en este estudio se compararon sujetos sanos que comían el mismo tipo de alimentos a las 6:00 pm vs otro grupo que comió a las 10:00 pm, y dormían la misma cantidad de (8).
Esta investigación también afirma que no es únicamente el tipo de comida que ingerimos sino el momento u hora de la noche lo que puede influir negativamente en nuestra salud, esta idea claramente contradice lo que seguro hemos visto o escuchado en alguna red social: “Calorías son calorías, sin importar cuando las comas”. En realidad sí existe diferencia entre el día y la noche para esto y hay personas que pueden aumentar de peso al cambiar su hora de cena, aun si comiesen las mismas cantidades de toda la vida.
Por otro lado, en cuanto a la ganancia de peso, es interesante saber que no todas las personas reaccionan igual o les afecta en la misma intensidad el hecho de comer de noche. Puede haber diferencias, especialmente en aquellos que anteriormente estaban acostumbrados a dormir y comer temprano; pero la evidencia aclara que puede ser algo variable entre persona a persona, sin que podamos definir una serie de parámetros específicos.
Lo cierto es que en nuestro entorno ajetreado es muy común observar personas que desayunan a veces o lo hacen de forma muy práctica y ligera, al igual que el almuerzo, si se llega a dar entre juntas y reuniones, lo que promueve mayores ingestas de comida a lo largo de la noche.
Aunque la crononutrición no es una “dieta” como tal, nos aporta parámetros claros sobre cómo debemos comer tomando en cuenta nuestro reloj biológico, atendiendo al comportamiento de nuestros sistemas corporales ante el estímulo del sol o la oscuridad. Además, muestra que las personas que tienen patrones de alimentación irregulares tienden a tener mayores riesgos de desarrollar obesidad y enfermedades crónicas, aunque su consumo de calorías sea bajo, tal como indican los estudios.
Hace falta más estudios relacionados a los comportamientos de alimentación y estilo de vida que incluya evaluar a personas que realizan actividad física nocturna o actividades que incluyan desplazamiento y otros.
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