Jue, 02/08/2018 - 13:50
- Mujer Profesional + Finanzas
¿Quieres empezar el año con el pie derecho? Te doy consejos para no afectar el bolsillo y estar saludable.
Desde hace tres años, decidí retomar una vida activa que incluye ejercicios por lo menos 4-5 veces a la semana y una dieta algo más saludable de la que llevaba. Tengo mucho campo para mejorar, pero creo que a mi edad hacer ejercicio es más que un lujo, es una necesidad para poder mantener mi ritmo de vida, de lo contrario, no aguantaría. Empecé mi rutina contratando a un entrenador dos veces por semana y me propuse caminar 3-4 días adicionales para complementar. Eso lo llevé por un tiempo hasta que cambié a yoga y “ spinning”. Para mí, el yoga es casi medicinal. Me corrige la postura y me permite enfocarme y disfrutar el momento. “Spinning” me permite hacer cardio y resistencia de una manera divertida. Cuando empecé este camino, poco sabía cuánto me iba a desviar de mi presupuesto.
Para empezar me mandaron a comprar zapatillas, pues aparentemente las que tenía no eran las adecuadas, compré mat de yoga, difusores (no son necesarios, pero rico tener), bicicleta de “spinning” que tengo en casa, pesitas, ligas, asiento de gel, mensualidad de la aplicación de “spinning” que se llama Peloton, que mide cadencia, etc.
Me recomendaron hacerme un examen que me dice a qué velocidad debo ejercitarme para mantener un ritmo cardiaco apropiado, pues solo así puedo quemar grasa y para mantenerlo me tuve que comprar el reloj acompañante (Garmin) y bajar aplicaciones al celular para llevar historial. Y esto es solo lo que me acuerdo escribiendo el artículo. Estoy segura de que se me queda mucho por fuera.
Por supuesto que una vez que te metes en esta onda de ser más saludable, salen muchos gastos adicionales que no tenía contemplados, pero cuando estás a medio camino y te empiezas a sentir bien no queda más remedio que comprarlo, pues estamos hablando de tu salud.
Ya no basta comer lo que uno comía antes en menos cantidades. ¡Ah no! Ahora tenemos que comer mucha más proteína de lo que solíamos comer, nueces y almendras (que son carísimas), batidos de proteína, quesos, comidas inimaginables, hace un par de años como kale y quinoa, stevia, frutas y vegetales y muchos menos carbohidratos.
No solo mejoré mi salud y condición física, sino también he aprendido a moderar mis gastos, a buscar alternativas para balancear el presupuesto y a clasificar gastos de manera distinta (por ejemplo: “ropa de ejercicios” ahora entra en el presupuesto de “ropa” sacrificando algo ahí y “profesora de yoga” o “mensualidad de Peloton APP” entran bajo “entretenimiento” (una manera distinta de verlo).
Me ha ayudado que mis amigas hayan decidido emprender el mismo estilo de vida (unas más que otras), por lo que intercambiamos estos consejos:
- No pagar gimnasio, sino utilizar parques, Cinta Costera o el gimnasio de tu edificio u oficina.
- Aprovechar las ofertas de salud que usualmente salen en los meses de enero y febrero.
- Seguir a expertas en redes sociales, quienes están llenas de buenos consejos y de manera gratuita.
- Buscamos las mejores aplicaciones para hacer rutinas de ejercicios y llevar control de nuestros avances.
- Comprar ropa y zapatillas en rebajas o por internet.
- Tratar de comer más huevos en vez de tanta carne, pues son más económicos, se cocinan de un sinfín de formas y son muy saludables y tienen pocas calorías.
- Ir al mercado de abastos por los vegetales.
- Aprovechar la ciclovía los domingos, etc.
En fin, debemos ajustar nuestros presupuestos y ser creativas, pues vivir una vida “fit” vale la pena. Descarga mi libro gratuitamente en www.studiocamelia.com.