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Una teoría que muchos expertos explican como el juego de lo "ideal" y lo "real"
La Copa del Mundo, que terminó hace pocas semanas, ha dado mucho que hablar; pero también ha sido un momento para reflexionar y aplicar en nuestro día a día. Este fue el primer mundial en el que participó Panamá, ¡magno evento para una nación que llevaba muchos años soñando con escuchar su himno resonar en los estadios!
Los medios locales hablaban de cómo vieron al país unido celebrando cada instante después de tantas polémicas políticas y económicas. Los periódicos y redes sociales no dejaron de compartir la reacción positiva de los panameños ante el primer gol del país en un mundial, anotado por Felipe Baloy, a pesar de haber perdido con seis goles a favor de Inglaterra.
Aunque parezca asombroso, la respuesta tiene una explicación psicológica: Muchos teoristas explican que todos tenemos un “ideal” de algo, ya sea de nosotros mismos (en este caso, de la selección panameña de fútbol) o de lo que anhelamos que sea, y a ese ideal le asignamos un valor. Y luego está lo “real”, lo que es y ya está.
El psicólogo estadounidense Carl Rogers (1902-1987) afirmaba que las personas que más sufren es porque su “ideal” discrepa muchísimo de lo “real”; y, por lo contrario, las más felices son aquellas cuyas expectativas están acorde con su realidad. En este caso, Panamá cumplió y fue congruente con lo que se esperaba. Incluso para algunos se superó. Eso sí, ese ideal ya cambió y así mismo las expectativas para el 2020.
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En el caso de las selecciones de Alemania, Argentina y Brasil ocurrió el efecto contrario, es decir, que sus fanáticos sufrieron mucho porque lo real estuvo muy distante de lo que habían ideado debido a diferentes situaciones que también podemos aplicarlas a la cultural organizacional. Por ejemplo, Alemania se afligió por altas expectativas no cumplidas. Mantener los estándares de calidad y el desempeño es importante, aun cuando se está arriba, pues en cualquier momento el equipo puede debilitarse.
Por su parte, los dos países latinoamericanos fallaron por la falta de ingredientes importantes como el trabajo en equipo. En este caso, el fútbol es un juego colectivo y un equipo ve afectado su desempeño cuando se carga toda la responsabilidad a un miembro. Respecto a la empresa, esta no es exitosa si solo un colaborador hace todo el trabajo, por muy bueno que sea.
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Y ¿qué me dicen de Japón? El equipo nos dio la lección de que los valores y la educación que se brindan en un país sí se ven... ¡y a leguas! Gestos de sus ciudadanos, como recoger la basura después de los juegos, y que los jugadores mostraran su agradecimiento por la participación, evidencian que un país no avanza con pilares de concreto, pero sí con los de la organización, la transparencia, la solidaridad, la responsabilidad y la gratitud.
Por último, hablemos de la gran final. Francia ganó con un gran equipo, joven, dinámico y recalcando el valor de la inmigración. Importante recordatorio en tiempos de tanta persecución y xenofobia. Tampoco puedo dejar de mencionar a Croacia, un país que con 4 millones de habitantes logró desafiar sus propias expectativas y que con mucho esfuerzo llegó a lo más alto, y el mundo entero apoyó su logro.
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En Panamá también somos 4 millones de personas y creo que ya probamos que nos podemos unir por una meta. Ahora queda en nosotros definir las expectativas, acrecentar el trabajo en equipo, mejorar nuestra cultura organizacional y fortalecer urgentemente nuestra educación y valores; pero sobre todo, mostrar congruencia entre lo que pedimos para el mejoramiento de nuestro país y lo que hacemos en nuestro diario vivir cada uno de nosotros, para acercarnos a ese 'Panamá ideal'.
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