- Fitness
Finalmente ocurrió lo que por mucho no desee.
Panamá se clasificó quizás al torneo más importante de su historia con una selección mayor, la Copa América Centenario. Un torneo que produjo muchas dudas sobre si se llevaría o no a cabo y que nació de dos confederaciones envueltas en una serie de investigaciones por parte del FBI y cuyos presidentes han sido arrestados y muchos otros interrogados.
Pero al final del día habrá fútbol. Con la presencia de selecciones como Brasil, Argentina, México, EE.UU., y nosotros, Panamá, estaremos allí, luego de vencer 4-0 a una joven selección cubana en un Rommel Fernández que costó llenar para tan importante partido, por motivos que muchos atribuyen a la falta de confianza en la preparación de una selección que de 10 días entrenando, solo contó con su técnico para 5.
Aun así, el primer objetivo del 2016 ha sido cumplido, y le espera un año lleno de mucha acción a nuestra selección nacional mayor, que no solo incluye la participación en la Copa América Centenario, sino el objetivo más importante, que son las eliminatorias y el clasificar a la ronda hexagonal rumbo a Rusia 2018.
Dicho esto, yo les quería comentar que estoy sentida. Molesta. Me siento menospreciada. No por los fanáticos, no por los jugadores, tampoco por mis colegas de la prensa deportiva. Mi sentir tiene sus raíces en el trato del técnico de la selección de Panamá, Hernán Darío “Bolillo” Gómez. Quien ha tenido un giro de 180° con su trato a la prensa de este pequeño país, que hace poco comenzó a escribir su historia en el fútbol a nivel internacional.
Desde aquella derrota hace unos meses contra Ecuador, cuando la prensa se volvió “crítica” con el trabajo del “Bolillo”, le hemos caído mal al profe. Su actitud hacia nosotros ha ido de mal en peor. Cada vez menos sonrisas, menos saludos amables, menos palabras en sus respuestas, menos presencia en las conferencias y menos respeto hacia la prensa panameña.
A mí me gusta darles el beneficio de la duda a las personas, me gusta creer en lo bueno de la gente. Cuando se comenzó a notar su cambio en las conferencias, yo pensaba, bueno, quizás hoy está más estresado o vino con menos paciencia, hay que entenderlo me decía para justificar su cambio de actitud.
Hace un tiempo se dice que el profe está enfermo, pero no se da más detalles. Tal vez más detalles ayudarían a entender un poco mejor la situación o su actitud. O tal vez yo soy una ilusa pecando de falsa inocencia por querer pensar que ese es el motivo de su cambio con la prensa. No lo sé. ¿Será que estoy en negación?
Lo cierto es que la relación con “Bolillo” se ha vuelto como la relación con un novio que ya sabes en el fondo de tus entrañas que no quiere estar contigo, quiere terminar la relación. Te mira mal, se ve asqueado y todo lo hace de mala gana. Empezó como un príncipe azul, y ahora no te soporta. Amiga, él ya no te quiere.
Hace unos meses en mi columna le pedía a “Bolillo” que no me rompiera el corazón… pero creo que ya lo hizo.
- Etiquetas:
- Deporte