Vie, 07/02/2021 - 09:50
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Pasar gran parte del día frente a las pantallas digitales aumenta la probabilidad de padecer errores refractivos.
Al menos el 90 % de niños y jóvenes en Latinoamérica tendrán algún tipo de afectación de la vista para 2025, pronosticaron especialistas mexicanos.
"Para el 2025, aproximadamente el 90 % de la población de niños y jóvenes que realiza actividades de visión cercana, tendrán algún tipo de error de refracción como hipermetropía y/o astigmatismo (visión borrosa o distorsionada)", señaló Iván Camacho, especialista en optometría.
Además, precisó, de ese total el 70 % desarrollará miopía, es decir, tendrán problemas para ver bien de lejos. El especialista detalló que, derivado del confinamiento ocasionado por la pandemia del covid-19, más de 137 millones de niños y niñas en Latinoamérica transformaron sus hogares en salones de clases.
Esto, refirió, los orilló a pasar gran parte de su día frente a las pantallas digitales aumentando la probabilidad de padecer errores refractivos, los cuales ocurren cuando el ojo no puede enfocar claramente las imágenes.
Aunque estos errores se presentan por diversas causas, mayormente genéticas, el experto insistió en que el uso excesivo de dispositivos electrónicos pueden deteriorar la vista de los pequeños y por ello es importante que los padres vigilen y regulen el uso de los mismos.
Camacho explicó que algunos signos que indican que existe un error refractivo son:
- Ojos rojos
- Irritación
- Dolor de cabeza
- Esfuerzo para enfocar objetos, acercarse demasiado libros o cuadernos e incluso el lagrimeo.
"Habitualmente, el ojo humano parpadea 15 veces por minuto, pero al mirar las pantallas digitales esta cantidad llega a reducirse a la mitad", explicó.
Una de las barreras para atender tempranamente estas condiciones es que muchas veces es difícil que los padres detecten los síntomas, por lo que es necesario realizar exámenes visuales desde los seis meses de edad.
"Posteriormente a los tres años, después cuando comienzan su vida escolar entre los cinco y seis años, y a partir de entonces esta evaluación se hace cada dos años", recomendó.
No obstante, si los niños son usuarios de anteojos o lentes de contacto, la revisión debe ser anual.