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Los panameños cada vez son más conscientes de la problemática, pero falta pasar a la acción y entender el valor real del entorno natural, la biodiversidad y los recursos del país
Existen numerosas fundaciones, organizaciones y entidades que trabajan en el cuidado del medio ambiente y la concienciación de la población sobre la importancia de nuestro entorno natural y del uso de los recursos que este nos ofrece. Pero, ¿acompaña la población ese trabajo? ¿Tienen los panameños suficiente conciencia medioambiental?
Las respuestas a estas preguntas por parte de las entidades vinculadas al medio ambiente son dispares. Por un lado, creen que se ha mejorado mucho en los últimos años, pero, por el otro, aseguran que hay mucho desconocimiento y falta aún ser conscientes de todo lo que se está haciendo que perjudica –y mucho- al entorno natural en Panamá y en todo el mundo. “Casi nadie entiende en qué consiste el cambio climático y que ya estamos en un punto de no retorno”, critican desde el Centro de Incidencia Ambiental de Panamá (CIAM).
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“Falta demasiada conciencia en Panamá sobre temas de medio ambiente. Aún no hemos entendido, como sociedad, lo privilegiados que somos por poder hacer cosas tan simples como tomar agua directamente del grifo o tener una ciudad rodeada de bosques”, recuerdan desde Panamá Reptiles. Aun así, “cada cada vez somos más críticos. Siempre falta, pero hemos y estamos avanzando”, remarcan desde Bliss’s Earth Recycling.
La educación es un punto clave en este sentido. “Las escuelas que deben ser el principal comunicador, no entienden el concepto, no hay ninguna escuela que separe su basura, que tenga un huerto escolar, que programe visitas a los parques naturales aunque estén en la ciudad. Y ese desconocimiento es clave para que la gente continúe opinando como experto de temas que desconoce”, enfatizan desde la Asociación Nacional de Reforestadores y Afines de Panamá (Anarap). “Todos sienten calor, a veces tienen problemas de agua, o que no les recogen la basura. Pero pídeles que arreglen sus fugas de agua, reduzcan su consumo, usen equipos eficientes para el consumo de energía, dejen de usar plástico, reciclen y separen su basura. Ninguno se quiere incomodar”, lamentan.
En ese sentido se pronuncian también desde la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancón): “Hay mucha más conciencia que antes, pero menos acción. Con la misma pasión que criticamos y escribimos, con esa pasión, debemos ponernos a trabajar y apoyar los que están trabajando”. Añaden que “los panameños no entendemos el valor de nuestras cuencas, de la biodiversidad, el potencial de nuestro país para el ecoturismo, el biocomercio y la bioprospección. Si viéramos nuestros recursos naturales de otra forma, todos promoveríamos su permanencia y uso sostenible”.
“La población y las comunidades juegan un papel fundamental en la conservación de nuestros bosques y paisajes naturales. La participación de la comunidad será una garantía importante para la implementación exitosa de las acciones para la conservación del jaguar. ¿Por qué? Porque ellos son los que coexisten directamente con la fauna silvestre de nuestro país. Así que debemos empoderarlos para que estén preparados y sepan cómo apoyar de la mejor manera. Las personas de las comunidades rurales y en las principales ciudades deben poder tener, aunque sea un mínimo de conocimiento para que entre todos podamos tener un ambiente en equilibrio”, reclaman desde la Fundación Yaguará Panamá. “En otras palabras, involucrar a las comunidades significa brindarles orientación, apoyo, asistencia técnica y financiera para difundir el mensaje de que la convivencia entre seres humanos y la vida silvestre es posible”, resumen.
“Hay que introducir normativas y reglamentaciones de leyes que a duras penas protege al medio ambiente, y como parte vital, la existencia de animales. Panamá está adscrita a la Declaración Universal sobre Derechos del Animal (DUBA) que los reconoce como seres que sufren y sienten dolor. Contamos con una Ley 70 de 'Protección al Animal Doméstico' y un Código Penal que sanciona con 1 a 3 años de prisión a quien cause la muerte innecesaria de uno o más animales, pero es obligante y con urgencia que existan entes de investigación, seguimiento y sanciones ejemplares de los agresores”, reclaman desde Spay /Panamá.
Y desde la Fundación Pro-Conservación de los Primates Panameños (FCPP) añaden a la ecuación a los medios de comunicación: “Falta más conciencia pero hay buena disposición, también actualmente por parte de los medios de comunicación. Necesitamos a los medios de nuestro lado, pero trabajando en su papel honesto de informar, no alarmar ni vender falsedades. Esto, junto a los buenos profesionales que van surgiendo y la involucración de las autoridades, ayudará a fortalecer las leyes y hacerlas cumplir”.
Involucrarse y cambiar los hábitos
Ser conscientes del problema no es suficiente, hace falta pasar a la acción, tanto individualmente como en comunidad. “Lo primero que debemos cambiar todos es el de pensar que son otros los que deben resolver los problemas que, además, nosotros creamos por nuestros malos hábitos”, enfatizan desde Ancón.
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Además de eso, la mayoría coinciden en la importancia de la educación como clave del cambio. “Puede sonar a cliché, pero es la única solución”, aseguran desde Fundasis. “Si, siempre caemos en lo mismo, falta educación y cultura. En general la población no entiende bien la importancia de conservar un jaguar, un bosque o una serpiente. Incluso algo tan básico como no tirar basura en la calle”, remarcan desde Panamá Reptiles.
En este tema insisten desde Tortugas Pedasí: “Como muchos otros temas y no solo los ambientales, a través de la educación es que podremos proteger, mejorar y conservar nuestro entorno”. Y también desde Bliss’s Earth Recycling: “Todo parte de la educación, y luego del interés de los gobernantes por crear alternativas para que la población pueda involucrarse de manera efectiva”.
La educación junto a las pequeñas acciones. En este sentido reflexionan desde Anarap: “lo importante es la educación, ya que nadie respeta ni quiere lo que no conoce. Hay prácticas que no cuestan nada y tienen resultados inmediatos. Por ejemplo, la basura. Si en las escuelas de todo el país se tuviera como práctica que todos los estudiantes tuvieran que recoger basura una hora a la semana, las campañas de reciclaje serían mucho más efectivas, porque a nadie le gusta la basura, pero si hay otro que la recoja por uno es fácil”.
Esos cambios implican algunas estructuras a más nivel. “También ayudaría a cambiar la situación actual establecer fuentes de energía alterna. Tenemos un costo energético absurdo y seguimos con el uso de combustibles fósiles, aunque tenemos sol todo el año, pero ninguna infraestructura usa paneles solares”, comentan desde Anarap. La entidad remarca un último punto interesante: “Todo el mundo habla de plantar árboles nativos, pero cuando les explicas que tienen ciclos de producción de 50-90 años, quedan estupefactos. Los proyectos de reforestación tienen que ser comercialmente viables, ¿cómo le vas a pedir a los indígenas que tienen un 90% de pobreza, desde tu comodidad de la ciudad, que dejen de cortar bosque nativo, si ellos no tienen ni para comer? La generación de plantaciones a lo largo del país genera grandes cantidades de empleos en áreas rurales y, allí, entra la conservación, cuando mantener el bosque es parte de su trabajo”. Y sentencian: “La responsabilidad de los cambios que deben hacerse debe ser compartida en todos los renglones: desde el núcleo familiar, pasando por las entidades públicas y privadas, transporte público y privado, entidades gubernamentales, productores de alimentos….”.
“Los ciudadanos deben involucrarse en actuar como veladores del cumplimiento de las normas en cualquier situación, en cocrear políticas públicas en el Estado, a través de los planes de acción de Gobierno Abierto, limpiar ríos, playas, etc. Y, sobre todo, tomar conciencia de los hábitos personales de consumo, para cambiarlos paulatinamente y contribuir a la mejora de nuestro entorno”, reclaman desde el CIAM, insistiendo en el tema de la responsabilidad compartida a la hora de proteger el medio ambiente.
Por suerte, “los ciudadanos participan cada vez más como voluntarios ambientales en actividades de limpieza de playas, apoyando campañas de sensibilización o presionando para que se aprueben leyes como la ley que prohíbe el uso de bolsas plásticas que contienen polietileno en comercios a nivel nacional”, enfatizan desde Yaguará Panamá. Sin embargo, “hay otros temas donde se ha venido avanzando más lentamente como es la conservación de la vida silvestre”.
Pero lo más importante es “pasar de la protesta al compromiso de trabajo, no debemos quedarnos solo en la crítica. Si adoptamos la actitud de “para que hacer hago algo si no va a pasar nada” ya perdimos la batalla. El punto es usar las instancias y las instrucciones que tenemos disponibles, participar y apoyar con acciones concretas que den soluciones a los problemas y hacerlo en alianza entre el gobierno, el sector privado y las comunidades”, animan desde Yaguará.
Una llamada a los panameños
En este contexto, las entidades hacen un llamamiento a los panameños: “No hay planeta B. ¡Este es el único que tenemos!”, recuerda desde los equipos de Anarap, Tortugas Pedasí y Réptiles Panamá. Por ello, debemos “dejar de esperar que otros hagan lo que nosotros debemos hacer, enseñar a otros con el ejemplo, dejar de dar excusas para hacer lo correcto. Tenemos un país maravilloso, si pusiéramos un poco más de empeño en cuidarlo, nuestro país podría beneficiarse aún más de los recursos naturales”, remarcan desde Ancón.
Porque, como bien enfatizan desde el CIAM, “la Tierra es un ecosistema cerrado. Lo que se haga mal en una parte del planeta, afecta a todos y a todo”. “No podemos ser indiferentes con quienes nos dan de comer y aire puro para respirar. Básicamente si no fuera por la naturaleza, por el bosque, no habría animales, ni oxígeno para respirar. No seamos ingratos, seamos panameños agradecidos con esto que tenemos la suerte de tener”, subrayan desde FCPP.
“Desde 1970 cada 22 de abril se conmemora el Día de la Tierra como un día de acción política, movilización social y participación ciudadana. El tema elegido en 2019 es precisamente “proteger nuestras especies amenazadas y en peligro de extinción” trabajando juntos como consumidores, votantes, educadores, líderes y científicos. En este sentido la acción colectiva es importante, pero la acción individual es indispensable. El cambio en cualquier nivel se puede dar si realmente lo queremos hacer, cada uno de nosotros puede y debe aportar para hacer que nuestro país sea cada día mejor en todos los sentidos, en una cuestión de actitud”, recuerdan desde Yaguará.
“Tenemos una sola Madre Tierra que está padeciendo el peor de los males, la indiferencia de millones de personas frente a una situación que, poco a poco, la está acabando. En tus manos está ser parte de la solución o del problema. Recuerda, el mal existe porque el bien no hace nada”, señalan desde Fundasis. “Hay que combatir a quienes no les conviene entender que seres humanos, flora y fauna doméstica, silvestre o salvaje, compartimos un ambiente. Somos un tejido delicado llamado naturaleza y, si lo dañamos, nos dañamos a todos. El más grave de todos los delitos ambientales es la indiferencia”, critican desde Spay/Panamá.
También, más pensando en el día a día, “debemos documentarnos de lo malo que hacen algunos materiales a la tierra, consumir menos productos en plásticos, ser críticos, ayudar a las personas, involucrarse en actividades voluntarias, cuidar nuestras playas y ríos y, sobre todo, ser ejemplo al hacer las cosas con el corazón”, reclaman desde Bliss’s Earth Recycling.