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No necesitas la primavera para llenar tu hogar del aroma floral. Con estas sencillas técnicas puedes preservarlas por mucho más tiempo.
Un toque decorativo, que nos cautiva a todas sin excepción, es un fresco ramillete de flores en algún lugar especial del hogar o la oficina. Son grandes aliadas para decorar y llenar de color un espacio, así como para aportar un ambiente de toques verdes. Ten presente que mediante ellas puedes transmitir emociones, por ejemplo: si deseas crear una atmósfera romántica y a la vez elegante, puedes optar por colocar rosas en un recipiente de cristal; mientras que si deseas darle un giro festivo a la sala, unas coloridas aves del paraíso son una magnífica opción tropical.
Uno de los problemas de tener flores naturales es su corta duración, por lo que los expertos aconsejan cortar tres centímetros oblicuamente los tallos con una tijera o un cuchillo bien afilado. Los tallos siempre deben estar firmes, sin desgajarse, romperse o aplastarse, es importante que te asegures de que no esté rota ninguna parte de la corteza.
El agua del florero debe ser fresca, por lo tanto se debe cambiar todos los días. Y si utilizas algún químico preservante, recuerda que debes cambiar el agua a medida que el mismo va consumiéndose.
En cuanto a la habitación, no es recomendable tenerlas en ambientes demasiado cálido, sobre todo por la noche, es mejor retirarlas a un lugar más fresco. Las flores cortadas no soportan las temperaturas extremas, es decir, ni la luz del sol directa ni las corrientes de aire, es mejor no exponerlas a estas. Tampoco coloques frutas o vegetales cerca de ellas, el etileno acorta la vida útil de cualquier tipo de flor.
Las opciones de envases y jarrones en la actualidad son muchas, puedes utilizarlas en diferentes tamaños y formas. Una manera creativa de presentarlas es crear pequeños arreglos florales en vasos de vidrio, para luego colocarlos en secuencia de tres sobre el comedor o en alguna repisa.
Al momento de retirarlas, en vez de botarlas, puedes continuar usándolas si las secas. Para realizar este procedimiento, debes tener en cuenta qué tipo de planta es, qué herramientas utilizarás para secarlas y, para terminar, armarte de paciencia. Lo recomendable es que sean flores con poca humedad, pero mucho volumen (cantidad de pétalos). Separa los ramos con flores agrupadas en decenas y sujetadas por una banda elástica. Cuélgalos de un cuerda o hilo de forma tal que las flores miren hacia el suelo y déjalas secar por aproximadamente tres semanas, en un sitio donde no entre la luz. El aire puede ayudar al secado si es que este no es húmedo
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